Según Hahnemann (1811), para determinar el medicamento adecuado, la homeopatía clásica se fundamenta en el denominado “cuadro patogenético”.
Sostiene que existe una reciprocidad entre los síntomas de una enfermedad y aquellos que desarrolla el individuo sano objeto de experimentación tras la toma de una tintura madre o una sustancia diluida (diluciones homeopáticas o potencias).
El principio de acción que de ello puede resultar se conoce como “principio de similitud” (similia similibus curentur = los semejantes pueden curarse con los semejantes). El síndrome clínico que se manifiesta en un paciente se puede superar mediante una enfermedad similar, inducida artificialmente. El “principio de identidad”(isopatía = la condición –estado general puede sanarse con la sustancia causal), puede aplicarse en medicina antihomotóxica con sustancias alopáticas homeopatizadas y, en parte, con preparados nosodes; en medicina convencional, con vacunas.